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El lejano oriente siempre motivó la fascinación de los exploradores, que buscaban abrir rutas para el comercio. Es que esta tierra estaba llena de misterios, habitada por una cultura que pasó siglos enteros alejada de las costumbres occidentales. Incluso hoy, visitar Japón es sinónimo de comenzar una aventura por el este de Asia.
Japón vive en el color del cerezo en flor. En una ciudad ultratecnológica, entre mareas de gente, fusionada con la paz de los templos. En la belleza de jardines que son como pinturas vivientes. En las artes marciales. En los samuráis. En los festivales tradicionales, como el del arroz, o la ceremonia del té. En los bonsáis. Y también en una arquitectura tan particular.
Visitar este país es casi una obligación para cualquier amante de lo exótico. Así que, prepara las maletas que, a continuación, te presentaremos los mejores sitios de la tierra del sol naciente. Y hasta que se haga la hora de embarcar, piérdete en la belleza de un campo de lavanda con nuestro tragamonedas de casino Asian Beauty. O con Karate Pig, homenaje a las artes marciales.
Osaka
¿Sabías que Ridley Scott, el director de Blade Runner, se inspiró en esta ciudad para recrear una versión futurista de Los Ángeles? Tal vez sea por los inmensos carteles publicitarios y los izakayas, típicos bares japoneses. También por el puente Ebisu-bashi, en Dotombori, que parece sacado de una distopía ciberpunk.
Osaka es un excelente lugar para comenzar a explorar Japón. Su gente es extrovertida y alegre, lo que potencia también su experiencia gastronómica. En Umeda, por ejemplo, puedes pedir takoyaki (bolas de pulpo fritas), o okonomiyaki, una tortilla con huevo y repollo, jugosa y crujiente. Incluso te dan a elegir distintos rellenos para la tortilla, que después cocinan en unas planchas que hay en cada mesa.
También son imperdibles los “maid cafés” del Den Den Town, donde te atienden camareras vestidas al estilo anime. Y si la experiencia de Homero Simpson no te espantó, pide un pez globo en el mercado Kuromon, preparado por cocineros expertos debido a su muy alta toxicidad.
Si viajas con niños, o tienes un espíritu joven, visita el acuario Kaiyukan, en la isla Tempozan. Allí podrás observar al tiburón ballena Kai-Kun. O el Universal Studios Japan, un sueño para los cinéfilos, que incluye el castillo del colegio Howarts al que iba Harry Potter, entre otras referencias ficcionales.
Tokio
La capital de Japón ofrece lo mejor de lo urbano: el Palacio Imperial, donde vive la familia del emperador (recuerda que el sistema de gobierno es una monarquía parlamentaria); la estación de tren, que parece una auténtica ciudad subterránea; restaurantes donde comer rämen y sushi; y los jardines Hama Rikyu, en medio de la ciudad. Y si eres fan de Miyazaki, debes acercarte a ver el reloj gigante que diseñó en el edificio de la cadena NTV, además del Museo Ghibli, en Mitaka.
En Ginza, puedes sacar una entrada para ver una pieza de teatro Kabuki, en la que los actores llevan máscaras sobrenaturales y están maquillados con polvo de arroz.
¿Y qué tal presenciar una boda sintoísta en el santuario de Meiji? O asistir a combates de sumo en Ryogoku, o pasear por los jardines Koishikawa Korakuen, construidos en 1629, o caminar por Kagurazaka, típico barrio de geishas.
Okinawa
La isla de Okinawa es la parte tropical de Japón, donde incluso en invierno la temperatura ronda los 20 grados. Aquí, en el siglo XVI, los nativos desarrollaron el arte marcial que hoy conocemos como kárate. El lugar siempre se caracterizó por tener una cultura propia, al punto en que recién en 1879 la isla pasó a formar parte de Japón. Por eso resulta tan impresionante la visita al Castillo Shuri, centro del poder político hasta ese entonces.
Si te interesa la historia de la Segunda Guerra Mundial, en Okinawa se pelearon las batallas más sangrientas. Podrás comprobarlo cuando recorras los túneles de la base naval japonesa.
Y si te alejas de Naha, te sorprenderás con la transparencia del mar, gracias a lo cual podrás ver zonas de corales. También con la tranquilidad de los bosques alrededor de la Cascada Hiji, o con la increíble cantidad de estalagmitas y estalactitas de las cuevas Gyokusendo.

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Hokkaido
Una de las perlas del país nipón es esta isla poco conocida, cercana a Rusia, ideal para ir en verano. Allí te esperan los onsen, que son baños en aguas termales de origen volcánico. También centros de esquí y grandes parques nacionales como el de Daisetsuzan, con más de 2000 metros cuadrados de extensión.
Podrás hacer senderismo por rutas rodeadas de flores de lavanda, símbolo de la llegada del verano, o caminar por las calles de Otaru mientras escuchas el sonido de las cajas de música que venden los artesanos.
En cuanto a la gastronomía, Hokkaido es ideal para probar los mejores pescados y mariscos, paraíso de los foddies. Te recomendamos la cerveza de Sapporo, el rishiri, el uni y, por supuesto, el rämen.
Nagasaki
Si en Okinawa se libraron las peores batallas de la Segunda Guerra Mundial, en Nagasaki la población civil se llevó la peor parte. De constituir la conexión con el mundo en el período de Edo, la ciudad pasó a ser recordada por sufrir la segunda bomba nuclear estadounidense.
En referencia al tema, conviene visitar el parque de la Paz, o el parque que señala el lugar exacto donde cayó la bomba, marcado con una piedra negra. Vale la pena también apreciar catedrales y templos reconstruidos, siempre con monumentos a las víctimas.
Algunos consejos importantes
1) En Japón consideran de mal gusto dar propinas.
2) Lleva efectivo, ya que la mayoría de los negocios japoneses no aceptan tarjeta.
3) El famoso dicho “el que mucho abarca poco aprieta” se aplica justo al turista en Japón. Te recomendamos planear pocas actividades para cada día de visita, ya que se trata de una cultura muy diferente, que te tomará tiempo interpretar.
4) Explora, aléjate de las estaciones de tren. Cuanto más lejos estés, mejores precios encontrarás para los souvenires.
5) Obtén una de las tarjetas para viajar en transporte público, que te dejan moverte sin límites durante una semana.
6) Recuerda cambiar tu calzado para entrar a templos o casas tradicionales.
7) El celular será tu mejor aliado para traducir de japonés a español y para entender los kanjis en las carteleras públicas. Incluso podrás hacer conversiones de yenes a tu moneda nacional. De todas formas, por supuesto, lo ideal es que aprendas algo de japonés antes de ir.